¿Un liberal al frente de la Iglesia católica en México? Antonio J. Paredes: tres apologías
DOI:
https://doi.org/10.15460/jbla.56.150Palabras clave:
Vicario general, obispo, revolucionario, cisma, constitución.Resumen
Entre 1914 y 1919 la mayor parte de las sedes episcopales del país fueron abandonadas por sus respectivos obispos y quedaron en manos de diferentes vicarios. Antonio J. Paredes, vicario general para la arquidiócesis de México, de un modo pragmático supo guiar a la Iglesia católica en medio de circunstancias turbulentas, aunque por su pragmatismo y su cercanía con los revolucionarios, en diversos momentos parecía que traicionaba los principios de la Iglesia que representaba. Los prelados católicos en el exilio frecuentemente expresaron a la Santa Sede sus recelos sobre Paredes; sin embargo, durante casi cinco años fue sostenido en su cargo y, a la postre, los resultados de su gestión al frente de la institución católica revelan que su desempeño fue altamente satisfactorio. El estudio de este personaje permite acercarse a una página poco explorada de las relaciones Estado-Iglesia católica en México: la de la cooperación eclesiástica con el régimen revolucionario durante el periodo de Paredes; sin embargo, esa actuación ha sido frecuentemente atacada. El presente ensayo tiene como objeto estudiar esos ataques y presentar algunas apologías que permitan tener un juicio más equilibrado sobre este vicario general de la arquidiócesis metropolitana.